
No digo exigencia, digo requisito, y es que cada gobierno decide qué requisitos son los que pide a sus visitantes. Y no sólo los países. En nuestras casas mismas tenemos reglas para nuestras visitas y esperamos que se sigan y respeten.
Lo mismo sucede en el caso de Canadá. Ellos deciden qué pedir a cada visitante. Ellos y sólo ellos tienen el poder de decidirlo. Nuestro gobierno puede protestar o puede inconformarse, enviar misivas diplomáticas y lo que deseee, sin embargo, y aún cuando el mundo es de todos, Canadá y sólo Canadá decide quién y con qué y cómo entra a su territorio.
Bueno, pues se acabó el viajar a las cataratas desde Búfalo cruzando en coche y regresando en la noche después del espectáculo de iluminación.
En fin, más allá de lo anterior, lo que me hace escribir este comentario es el hecho de que el Gobierno de Canadá y su sede diplomática nunca se imaginaron la respuesta a su nuevo requisito. La Embajada en Polanco no ha sido capaz de atender las solicitudes de visas que en forma masiva se han hecho llegar por parte de los interesados y de los coyotes que ya surgieron.
Incluso, la embajada no consideró también los trámites que se generarían por mexicanos en el interior de la República. Desde Mexicalli hasta Chetumal. Y por tanto, ya se ha lanzado una convocatoria para que una empresa lleve a cabo varios de los pasos del proceso de solicitud, proceso y entrega de visas a los solicitantes.
Para los curiosos y los interesados en la oportunidad de negocio que esto presupone, la convocatoria requiere un cierto número de parámetros a las empresas que concursen por el lucrativo proyecto. ¿Quíen que haya ido a la Embajada de Estados Unidos en México no se ha imaginado la oportunidad de montar una «franquicia de la Embajada»?
Y pues la oportunidad ahora existe, del otro de nuestros socios de América del Norte.
Por cierto, ¡Qué maravillosa oportunidad! La empresa adjudicada será responsable incluso del cobro del servicio de la visa, por adelantado. No nada más no incurre en riesgo de cobranza, sino que el negocio es una linda máquina de generación de flujo de efectivo (FCF). Es un contrato corto, a 2 años, pero sin riesgo, el producto final, un tangible no requiere inventarios y al ser un servicio deja una linda utilidad antes y después de impuestos. La mercadotecnia no es necesaria, el producto es indispensable para quienes quieran viajar, y no habrá competencia.
Bajo un esquema de valuación por flujos descontados, la empresa sería una gallinita de los huevos de oro, y lo mejor de todo, sin corrupción con su proveedor (El Gobierno de Canadá) ni con sus clientes (los mexicanos viajeros).
En fin. El requisito de visa por parte del Gobierno de Canadá es caótico para algunos, pero para quienes quieran ver la oportunidad, es un generador de riqueza, de empleos directos e indirectos y una industria de coyotaje, perdón, gestoría en torno a la visa.
Entonces, la pregunta final sería… ¿Realmente es negativo que Canadá pida visa a los mexicanos? Yo creo que no.