
¿Qué decir? Alguien lo resumió de la forma más sencilla. «19 años es una persona adulta.»
¿Qué estaba haciendo yo hace 19 años? Imberbe yo, estudiaba apenas la secundaria, y la terminaba exitosamente. Por tanto, aún no era yo una persona adulta – ya los datos están disponibles para quien quiera adivinar con un margen de + – 2 años mi edad.
En 19 años se vive mucho, y seguramente 2 horas y media son insuficientes para resumir toda una serie de aventuras. Incluso, en un corto lapso de tiempo, quizá durante una cena pueda tratar de mostrar quién soy y no lograrlo. Y es que puedo platicar todo un día sobre la experiencia de un solo viaje de escasas horas o de un par de días. Puedo compartir historias y cruzar puntos de vista todo un fin de semana y más. En resumen, 2.5 horas no alcanzan.
Usualmente dejo que fluya una conversación y me permito ser yo mismo. Las pantallas las dejé hace mucho y sin embargo, suelo resultar enigmático ante otros ojos. Existen en 19 años historias que parecen provenir de Hollywood (aunque otras de Bollywood o de plano ser merecedoras de los premios Razzie). Pudiera entenderse que mi vida fue confeccionada por un experto sastre que busca ceñirla en una definición de ficción y fantasía de película o de novela, y sin embargo, aún cuando en ocasiones vuelvo la vista y no creo yo mismo mi historia, ésta es totamente cierta.
19 años han pasado desde que mi vida inició una serie de cambios. La confección no la hizo un sastre, la he hecho yo mismo. Las decisiones que tomé, muchas correctas, otras no, han logrado llevarme a ser quien soy, más no quien quiero ser. El traje que cada día toma nueva forma en ocasiones resulta inadecuado, en otras holgado y en ciertas más, incluso tan justo que asfixia.
Son 19 años, que si bien no se resumen en 2.5 horas, sí dan una enseñanza y fincan caminos que con astucia, decisión, inteligencia y valor deben elegirse y seguirse tenazmente. Viene más tiempo. Es cierto que hay más tiempo que vida. Las decisiones a tomar, los caminos a seguir y las acciones y actitudes del día a día deben siempre llevar un claro objetivo. Postergar acciones indispensables suele ser en ocasiones frustrante, más necesario. Y aquí el carácter interpretativo de las palabras juega un rol importante, ya que, por más tiempo que haya, la certeza de vida no nos permite asegurar que lo que hoy postergamos algún día lo culminemos.
En mi Blog he escrito sobre mis deseos para el 2010. He comentado sobre mis éxitos y fracasos al respecto. Creo haber mostrado, no a mis lectores, sino a mí mismo, que mi capacidad de adaptación, de rectificar el camino y mi aceptación al cambio existe. Hoy, no sé si viviré 1 día o 60 años. Espero tener una larga vida y algún día terminar el traje a la medida que sigo creando y que es mi vida.
Termino este comentario escribiendo que hay cambios importantes que deben tener lugar y que al momento de que esto quede publicado, dejaré de postergar y empezarán a tomar mayor celeridad. Este día lo considero un parteaguas y en 19 años más, mi historia debe ser aún más inverosímil y necesitará del día a día para seguirla contando.
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