
Primero se detiene a usuarios de Twitter y se les califica como terroristas. La sociedad y la comunidad twittera reaccionan. La fuerza mediática que se genera en torno a esto pone al Gobernador de Veracruz, Javier Duarte en medio del huracán. Su intolerancia y su sesgada visión sobre lo que puede llegar a ser un delito y lo que es terrorismo atrae la atención mundial y de organismos de protección de derechos humanos. Todo esto lleva a la elaboración de una ley que castigará penalmente a Twitteros que diseminen rumores al respecto de bombas, explosivos, etc. La novela al parecer termina en la liberación hoy de los Twitteros «terroristas».
Más grave es aún el tema de los ejecutados que dejaron en la calle en Boca del Río. 35 presuntos delincuentes, hombres y mujeres. Primero se critica a Duarte por «perder el tiempo» en el asunto de los «Twitteros Terroristas» en vez de atender temas más serios como la inseguridad en el estado. Más polémico aún cuando por las declaraciones de funcionarios se entiende que le da baja importancia el Gobierno del Estado a estos 35 ejecutados, pues todos tenían antecedentes penales.
Triste, sí, pues en primera instancia, sí es un tema de gran preocupación.
Segundo, una ejecución de 35 personas presupone AL MENOS un delito por cada víctima – HOMICIDIO. Y digo al menos, porque seguramente las razones detrás pueden tener delitos contra la salud, narcotráfico, corrupción, etc.
Tercero, debe perseguirse y erradicarse la delincuencia y el cáncer social de la inseguridad y no empequeñecer el problema «porque las víctimas finalmente eran criminales».
No hay reflexión personal al respecto, sólo hay una preocupación por lo que pasa en Veracruz y una demanda como mexicano a la clase política de Veracruz y del resto del país y a sus órganos de justicia y seguridad pública porque tomen en serio y conforme a ley los sucesos, dándole a cada uno la importancia y prioridad que merecen.
Pingback: Carlos A. Bazan
Pingback: Carlos A. Bazan
Pingback: Alternativo Networks
Pingback: Carlos A. Bazan