Cada día es más común ver empresas que ofrecen al usuario / cliente experiencias básicas de realidad aumentada. La realidad es que la tecnología ha avanzado tanto y las bases de datos son tan extensas que las posibilidades son ilimitadas. Más en otros países que en México, el uso de los servicios web y las aplicaciones móviles de información son tan avanzados y las redes neuronales y búsqueda semántica están tan bien implementados que el poder migrar hacia dispositivos como los lentes de Google es una posibilidad fuertemente factible a corto plazo.
Hacia principios de la primera década de los 2000 viví y sufrí en carne propia y en el bolsillo el estallido de la burbuja de las punto com. Sufrí no sólo eso, sino también el impacto que los atentados del 11 de septiembre en NY dieron a las acciones de las principales emisoras tecnológicas. El índice NASDAQ, por temas personales y profesionales el que más seguía en ese entonces ya me deprimía cada vez que lo veía.
Por lo general el desarrollo y el progreso se miden por su avance, no su retroceso. Romper el orden natural e ir en reversa suena de buenas a primeras ilógico. No obstante lo anterior, muchos éxitos en Internet se han debido precisamente a un retroceso y no a un avance. En cuestiones tecnológicas, el retroceso planeado en un desarrollo suele conocerse como Tecnología Disruptiva.
La semana pasada fue muy movida y muy positiva en varios aspectos. En el terreno del aprendizaje personal fue gratificante. Asistí a la SoMeBiz que organizó por primera vez NetMedia con gran éxito y lleno total.