
Hace algún tiempo un colega mío mencionaba que en México ya se vive el terror, el terror que generan en forma «profesional» grupos terroristas y no delictivos como los hace llamar el gobierno. El comentario causó escozor y disparó una ola de respuestas de odio que increpaban a mi colega.
Hoy escribo yo, y lo hago aunque me toquen las mentadas de madre y hasta las amenazas que ya antes he recibido. Fui víctima del intento de censura en alguna ocasión y haciendo mi trabajo a veces siento miedo al escribir alguna nota, y sin embargo me lleno de valor y las firmo, no sabiendo si ese valor en realidad es un error que me podría llevar a consecuencias fatales.
Pero entrando en materia, haré algunas aseveraciones que suenan duras y que seguramente llenaran de hate mail y comentarios insultantes este blog.
Primero, México cada vez está más cerca de ser un estado fallido. Por más que nos duela que esto lo hubiera declarado en un principio los Estados Unidos, es un hecho que un país secuestrado por la violencia, el miedo y la impunidad NO es un país que pueda funcionar.
Y tristemente, Segundo – estamos acostumbrados a apuntar dedos y buscar responsables y a gritar sin actuar que exigimos un cambio, y que nuestro gobierno no sirve, o que el sistema está mal, que armaremos una marcha silenciosa o blanca, o tomaremos las calles y haremos movimientos por Internet. Constantemente hablamos de que estamos hartos y que ya no aguantamos más, y discutimos si es en verdad culpa de los políticos o de quienes permitimos que llegaran al poder, pero la realidad de las cosas es que no es uno o muchos responsables lo que hay que buscar, sino atacar el problema de fondo que corrompe y debilita al país, a gobernantes y gobernados, y es la impunidad, la anarquía, la falta de respeto a la autoridad y el descaro.
La cadena es demasiado fuerte y somos todos partícipes de un México en que muchos empezamos a perder la esperanza y que día con día nos preguntamos si es que debemos dejar el país como muchos ya lo han hecho y hoy viven mejor. No hay un eslabón débil por el cuál se rompa esa cadena que representa el círculo vicioso que no deja a México superar esto. No es un tema de renuncia de Felipe Calderón ni de declaraciones de «lamentamos y condenamos los hechos» que ya no creemos y hasta nos molestan. Es un tema de ingobernabilidad, porque no queremos dejarnos gobernar y a gobernantes lo que menos les interesa es crear gobierno.
La impunidad que reina en México es resultado de todo un sistema complejo que todos fomentamos. Lo he dicho antes, y no con orgullo ni como gracia, pero sí como una triste realidad y es sólo un pequeño ejemplo de la fuente del problema: «En México las señales y reglas de tránsito son sólo recomendaciones de manejo, no más». Y es cierto. Bien se dice que sólo los mexicanos entendemos que después de las 11 PM todos los semáforos están en verde. Y pobre del agente de tránsito que se atreva a detener un vehículo, porque las probabilidades de que quien detenga sea influyente o pretenda parecerlo y busque amedrentar al policía son demasiado altas.
¿Qué pasó en Polanco? Dos mujeres insultan y agreden a policías, tanto verbalmente como físicamente, y siguen su camino como si nada, sin castigo alguno. Esta impunidad y desactivación de las «fuerzas» del orden público son detonantes de problemas aún mayores que desencaden secuestros, violaciones, asesinatos, corrupción, contrabando, tráfico de drogas, balaceras afuera de escuelas, afuera de estadios, ataques a población civil, casos turbios como el de Paulette o la Guardería ABC, fraudes financieros encubiertos por gobierno, como el caso Mexicana de Aviación y hasta granadazos o atentados con gasolina a las afueras de un casino en Monterrey con más de 50 muertos.
Ya no son grupos delictivos como dice el gobierno, son grupos terroristas perfectamente organizados que hoy por hoy tienen sus tentáculos perfectamente infiltrados en agencias gubernamentales de 3 siglas. Son colusiones entre políticos, empresarios y declarados maleantes – son sí, terroristas. México está siendo víctima ya de terrorismo. México está secuestrado y un levantamiento no en Twitter o medios, sino físico por parte de los que dolemos del mal de México es necesario para recuperar el país.
La gran pregunta, ¿México y los mexicanos estamos listos para este duro escenario?
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Yo levantaré mi dedo… pero para pedir la palabra y señalar que, tristemente, tienes razón… lo de las «ladies de Polanco» sería mera anécdota de borrachos si no fuera porque es sintomática de la falta de respeto a la autoridad. Ya me imagino en Chile alguien faltándole el respeto a los Carabineros de manera similar… o en EE.UU. abrir la puerta agresivamente para ver un policía.
Y lo del terrorismo… Tristemente les enseñamos el camino al mostrarles que, una balacera en el Estadio de Torreón les daba cobertura en medios, presión social contra el gobierno… y nada más. Tal vez no querían matar inocentes en Casino Royale… Pero lo lograron. Y con ello, cobertura mediática y polarización social.
Veremos que sigue. Saludos.
@gjsuap
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