
Hay mucho que se puede hacer para apoyar en la «concientización» de los niños en redes sociales y los riesgos que hay en ellas, y fuera de ellas en Internet en general.
Definitivamente la red es un lugar igualmente peligroso que el mundo físico, con sus variantes y tipos de riesgo cada uno. Las acciones o ataques por Internet suelen, si no lo son por sí mismas, derivar en uno o más delitos, y más allá de ello en la destrucción de la vida de personas, familias, comunidades e incluso afectación a etnias. En casos ya no tan aislados, el acoso o acciones derivadas de suplantación y robo de identidad o sexting han terminado con la vida de algunas víctimas.
Quiero ayudar
¿Qué se necesita? Primero la voluntad de dedicarle el tiempo a los niños para explicarles los riesgos de la red, establecer las acciones que conllevan peligro y las consecuencias posibles, de hecho, extrapoladas muchas de ellas a los peores escenarios, no para asustar, sino para generar un sentido de alerta.
En un año hay 525,600 minutos. ¿Cuántos de ellos estás dispuesto a dedicarle a un niño para explicarle los riesgos en la red?
El menor suele no escuchar a la figura de autoridad habitual, ya sea el padre o el maestro. Suelen preferir verse abordados por expertos en los temas, externos y desconocidos, con quienes pueden tener mayor confianza para expresar sus sentires y dudas, y desde luego alguien que a su nivel les hable, con la irreverencia de un amigo o en empatía con su edad. Al menos, en mi caso, al dar charlas en escuelas a niños y adolescentes, esto ha dado frutos.
La educación no sólo debe enfocarse a los niños. Padres de familia y docentes deben ayudarnos a cerrar el ciclo. Ellos deben comprender también los riesgos y saber cómo detectar situaciones peligrosas en lo menores para con información y la metodología correcta poder apoyarles.
La seguridad en la red está en la educación.