Hacia principios de la primera década de los 2000 viví y sufrí en carne propia y en el bolsillo el estallido de la burbuja de las punto com. Sufrí no sólo eso, sino también el impacto que los atentados del 11 de septiembre en NY dieron a las acciones de las principales emisoras tecnológicas. El índice NASDAQ, por temas personales y profesionales el que más seguía en ese entonces ya me deprimía cada vez que lo veía.
Si una foto vale por mil palabras y un hashtag vale por mil fotos, un simple hashtag nos sirve para expresar un millón de palabras. Interesante forma de promocionar un servicio, y es que no sólo es el servicio para compartir fotos, sino la forma en Twitter etiquetará cada foto según el hashtag que aparezca en un Twitt.
Twitter y YouTube se han convertido en herramientas de uso diario y amplio. Hay otras, por ejemplo, Facebook, Flickr y Tumblr. La preimera de estas 3 últimas es de hecho el servicio más usado en Internet. Blogger, por su parte no lo usan tantos como generadores de contenido, pero sí como consumidores.
El caso de los medios sociales es en realidad uno de estudio para un Oxford, Wharton, o incluso Harvard, que por cierto es la cuna de Facebook. Y es que son aquellas empresas que surgen en los 90s y a principios del segundo milenio y cuyo modelo ha desafiado las entonces actuales reglas de negocio del mundo.
Por lo general el desarrollo y el progreso se miden por su avance, no su retroceso. Romper el orden natural e ir en reversa suena de buenas a primeras ilógico. No obstante lo anterior, muchos éxitos en Internet se han debido precisamente a un retroceso y no a un avance. En cuestiones tecnológicas, el retroceso planeado en un desarrollo suele conocerse como Tecnología Disruptiva.